sábado, 30 de enero de 2016

Sí el cielo fuera un lugar, sería en tu piel.



Me desperté, en un rincón de mi cuarto, acostado en diciembre quince, en días del dos mil quince, era una noche callada, mi voz como martillo quebraba, las hileras frágiles del silencio. El silencio que armado estaba en el espacio entre el techo y mi cuerpo, inerte por cierto, estaba yo, flotando. Vibraba el aire, desde mi estomago, pasando mi garganta, quebrando la membrana que es permeable, la oscuridad; haciendo brotar el sudor de mi exterior, y las lágrimas de mis ojos; eso fue sin duda, el amor que siento hoy por vos; sin más, sentir el dolor en mi cuerpo, quebrantando mi espíritu; fehaciente y tantrica sociedad, entre yo su amado y ella mi amada. Un tiempo y siento cariño, sin horario, sin tener que decirlo, sin dolor, sin tener que tener, sin que pueda besarte, sin nada de nada, un simple humano, en la screen de un celular, leyendo el amor en su forma más carnal, con el corazón en la estaca, me iré, me iré. Te desperté, y no te vi escudriñarte entre los ruidos del hogar, no vi tu morena piel traspasar la cortina, volaste y volamos, estas dentro dese telar de emociones inalterables.

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